Mejor Sola Haciendo lo Correcto
- Lectura en 5 minutos - 899 palabrasCuando las malas influencias te arrastran
Al principio no te das cuenta. Llegan de manera sutil, como amigos que solo quieren “divertirse”, que te dicen que “no pasa nada”, que “solo es una vez”. Te hacen sentir parte del grupo, aceptada, cool. Y poco a poco, sin darte cuenta, empiezas a hacer cosas que antes nunca hubieras considerado.
Empezó con cosas pequeñas. “Vamos a saltarnos esta clase”, “mintámosle a nuestros padres sobre dónde vamos a estar”, “prueba esto, no te va a hacer daño”. Y yo, queriendo encajar, queriendo ser aceptada, dije que sí. Una vez, dos veces, tres veces. Hasta que ya no era una decisión consciente, sino un patrón.
Las malas influencias no llegan con una etiqueta que diga “soy una mala influencia”. Llegan disfrazadas de amistad, de aventura, de libertad. Te hacen creer que las reglas son para los aburridos, que los límites son para los cobardes, que si no haces lo que todos hacen, no perteneces.
Y el problema no es solo que te convenzan de hacer cosas malas una vez. El problema es que después de un tiempo, tú mismo empiezas a seguir ese patrón sin que nadie te presione. Ya no necesitas que te digan qué hacer porque ya has internalizado esa forma de pensar. Ya no cuestionas si algo está bien o mal; simplemente lo haces porque “así son las cosas”.
Me di cuenta de que había caído en esa trampa cuando un día me encontré sugiriendo algo que sabía que estaba mal. Ya no era la que seguía; me había convertido en la que guiaba a otros por el mismo camino equivocado. Había adoptado sus justificaciones, sus excusas, su forma de minimizar las consecuencias.
“No va a pasar nada”, me escuché diciendo las mismas palabras que antes me habían dicho a mí. “Solo es una vez”, repetía los argumentos que me habían convencido. Me había convertido en aquello que una vez me había arrastrado.
Es aterrador darse cuenta de que has perdido tu brújula moral, que ya no sabes distinguir entre lo que está bien y lo que está mal porque has estado tanto tiempo justificando lo incorrecto que se ha vuelto normal para ti.
Pero reconocerlo es el primer paso. Darme cuenta de que había caído en ese patrón me hizo replantearme todo. ¿Quién era yo realmente? ¿Cuáles eran mis valores cuando no estaba tratando de impresionar a nadie? ¿Qué tipo de persona quería ser?
¿Cómo salir de un aprieto cuando te ofrecen hacer cosas malas?
He aprendido algunas estrategias que realmente funcionan:
1. Tener excusas preparadas:
- “Mis padres me van a matar si se enteran”
- “Tengo que estar en casa temprano hoy”
- “No me siento bien, mejor me voy”
- “Prometí a alguien que no haría eso”
2. El poder del “No” directo:
- “No, gracias, no es lo mío”
- “Paso de eso”
- “No estoy interesada”
- No necesitas justificar tu negativa
3. Tener un plan de escape:
- Siempre lleva dinero para transporte
- Ten el número de alguien de confianza que pueda recogerte
- Si vas con amigos, asegúrate de que al menos uno piense como tú
4. Buscar aliados:
- Encuentra personas en el grupo que también se sientan incómodas
- No siempre eres la única que no quiere hacer algo malo
- A veces otros están esperando que alguien diga “no” primero
5. Cambiar de tema o desviar la atención:
- “¿Y si mejor hacemos esto otro?”
- “Tengo hambre, ¿vamos a comer algo?”
- “Vi que había una película buena, ¿la vemos?”
6. La técnica del “tiempo”:
- “Déjame pensarlo”
- “Tal vez después”
- “Ahorita no me provoca”
- Usa el tiempo para alejarte de la situación
7. Ser honesta sobre las consecuencias:
- “No quiero meterme en problemas”
- “Mi familia confía en mí y no quiero defraudarlos”
- “Tengo mucho que perder si me pillan”
¿Cómo romper el patrón una vez que ya lo has adoptado?
1. Reconoce el problema: Acepta que has estado tomando malas decisiones y que necesitas cambiar.
2. Evalúa tus relaciones: Pregúntate si las personas que te rodean te están ayudando a ser mejor persona o te están arrastrando hacia abajo.
3. Reconecta con tus valores: Recuerda quién eras antes, qué te importaba, qué tipo de persona querías ser.
4. Busca nuevos círculos: No tienes que cortar con todos de un día para otro, but busca actividades y personas que compartan tus valores reales.
5. Pide ayuda: Habla con alguien de confianza - padres, hermanos mayores, consejeros, amigos que tomen buenas decisiones.
6. Practica decir no: Empieza con cosas pequeñas y ve construyendo tu confianza para rechazar cosas más grandes.
7. Ten un plan: Antes de salir, decide qué vas y qué no vas a hacer. Es más fácil tomar buenas decisiones cuando ya las has pensado con calma.
La presión social es real y puede ser muy fuerte, especialmente cuando quieres encajar. Pero he aprendido que las personas que realmente valen la pena van a respetar tus límites. Los que se molestan porque no quieres hacer algo malo probablemente no son el tipo de amigos que necesitas en tu vida.
No es fácil cambiar, especialmente cuando has estado siguiendo un patrón por mucho tiempo. Pero es posible. Cada día es una nueva oportunidad de tomar decisiones que estén alineadas con quien realmente quieres ser.
Y recuerda: es mejor estar sola haciendo lo correcto que acompañada haciendo lo incorrecto. Tu futuro yo te va a agradecer por tener el valor de decir no cuando fue necesario.