La Luna no me avisó | Parte 1
- Lectura en un minuto - 188 palabrasLa ciudad de Bruma Alta era gris la mayor parte del año. Las luces de neón no podían ocultar el frío que se sentía incluso dentro del pecho.
Kaylay, de 17 años, era una chica silenciosa, comedida, con los ojos siempre mirando hacia abajo y el corazón atrapado en sus propias dudas.
Le gustaba caminar sola. Ir al colegio con audífonos. Leer novelas tristes. Y observar la luna desde su ventana.
Nunca pensó que algo la miraría de vuelta.
Todo comenzó el primer día de invierno.
Un chico nuevo llegó al instituto.
Alto, delgado, de piel pálida como la escarcha. Ojos oscuros, como si escondieran una tormenta. Su nombre: Elian.
No hablaba mucho. No sonreía. Pero cuando sus ojos se cruzaron con los de Kaylay por primera vez, ella sintió algo.
Un miedo tibio. Una especie de alerta en el fondo de su estómago.
Ese mismo día, un perro fue encontrado destrozado en el parque detrás de la escuela.
Nadie dijo nada, pero todos lo vieron.
Y Kaylay notó algo más:
Elian tenía tierra bajo las uñas y la camisa manchada.
Solo una gota. Roja. Como un error.